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martes, 16 de junio de 2015

La serpiente abre la boca de nuevo: ¡ ya no más tomaduras de pelo !



Hace aproximadamente un año, el que fuera "eterno ministro en la sombra" y Secretario de Sanidad durante los años ministeriales de Elena Salgado, Bernat Soria, Trinidad Jiménez y Leire Pajín, andaba preocupado por la "deriva" de la atención primaria. Por ello, como portavoz de sanidad del grupo parlamentario socialista decidió presentar en mayo de 2014 en nombre de dicho grupo una proposición no de ley para su debate en la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales con el objetivo de impulsar la atención primaria de salud. La propuesta principal era "Elaborar y desarrollar una nueva estrategia para el impulso y modernización de la atención primaria de salud en el marco del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud". Es decir, se proponía un bis del  AP21. 


A tan novedosa y avanzada propuesta dediqué una entrada en su momento. En dicha entrada mostraba, además, un gráfico con el incremento acumulado del gasto nominal en atención primaria y en atención especializada desde el año 1984 que se inició la reforma hasta 2012 (último año para el que existían datos), a partir de la información contenida en la Estadística del Gasto Sanitario Público. El gráfico mostraba el dibujo de una serpiente con una gran boca abierta debido al intenso descenso del gasto en atención primaria desde 2009 hasta 2012.

Este año se repite la historia. Martínez Olmos vuelve a firmar junto con otros diputados del grupo socialista, en un intento de rescatar el AP21, la presentación en nombre del PSOE de una nueva proposición no de ley. Se propone exactamente lo siguiente:


El empeño en resucitar a un AP21 más que muerto es verdaderamente asombroso, así como los lugares comunes manoseados hasta la náusea. Nuevamente desliza el PSOE propuestas tan generales que cualquier partido, desde el PP hasta Bildu, podría poner sin ningún problema en su programa electoral en las próximas elecciones generales de noviembre. Yo mismo, si me pusiera, podría redactar 30 o 40 propuestas parecidas a estas que sirvieran para rellenar programas electorales a porrillo, tan prolijos como vacuos. 

Martínez Olmos conoce muy bien los entresijos del Ministerio y quizá, en vez de intentar resucitar a los muertos para entretenernos unos años más, podría darnos alguna explicación del deterioro presupuestario sufrido por la atención primaria entre 2008 y 2012 cuando él tenía la responsabilidad de gobierno.

He actualizado el dibujo de la serpiente con nuevos datos de la Estadística del Gasto Sanitario Público (EGSP). La serpiente vuelve a abrir la boca y se muestra igual o más fea que hace un año. Este es el dibujo actualizado:


Por cierto, y sin querer hacer leña del árbol caído, me he entretenido en actualizar una diapositiva que ya presenté en la mesa de la REAP del congreso SESPAS de 2013 en Granada. La diapo presenta el incremento real (nominal ajustado por IPC) de las principales partidas funcionales del gasto durante distintos periodos según el color del Gobierno central desde el inicio de la democracia hasta 2013. Y estos son los resultados:


Como se ve, y en contra de lo que muchos pudieran pensar, sólo durante los Gobiernos centrales del PP (periodo 1996-2004 y año 2013) el crecimiento o decrecimiento del gasto en atención primaria ha sido idéntico al de atención especializada. Habrá que esperar a próximas actualizaciones de la EGSP para ver qué ha ocurrido durante la legislatura de Rajoy y su motosierra pero las reducciones del primer año del Rajoyato (2013) han sido idénticas para la atención primaria y para la especializada. Los incrementos también fueron prácticamente idénticos durante las dos legislaturas del Aznarato. 

Se puede afirmar sin error alguno que el maltrato presupuestario de la atención primaria respecto de especializada ocurrido desde 1984 hasta 2013 ha tenido lugar únicamente durante los dos periodos de Gobierno central socialista: el Felipato (1982-1996) y el Zapaterato (2004-2012).

Por lo tanto, el PSOE no sólo ha de dar explicaciones del deterioro presupuestario de la atención primaria respecto de la especializada ocurrido entre 2004 y 2012, también debería darlas del ocurrido durante el periodo 1982-1996, especialmente entre 1982 y 1990 en el que prácticamente todo el poder sanitario del país (central y autonómico) estaba su manos. 

Es cierto que la sanidad está transferida a las CCAA y que son estas en última instancia las auténticas responsables de su gasto sanitario y distribución. Pero esto no siempre ha sido así. La voluntad política (p. e. la de potenciar la atención primaria), si existe, es más probable hacerla realidad si hay estabilidad política, bonanza económica, y menor necesidad de llegar a acuerdos para gobernar. En estos tres aspectos, los ocho primeros años de la primera etapa socialista (1982-1990) fueron superiores a los años precedentes de gobierno central de la UCD. Tan sólo Cataluña, desde 1981, tenía transferidas las competencias sanitarias y su gobierno nacionalista gestiona su sanidad. Excepción hecha de Cataluña, el INSALUD gestiona toda la sanidad pública del país en los primeros años de poder socialista. Andalucía recibía las trasferencias sanitarias en 1984, la Comunidad Valenciana y el País Vasco las recibieron en 1987. Pese a ello, el PSOE acumuló al poder sanitario central (Ministerio de Sanidad e INSALUD) el sanitario autonómico de Andalucía y la Comunidad Valenciana, comunidades donde gobierna en solitario en el momento las transferencias y hasta más allá de culminada la universalización de facto del sistema en 1990. Además, el poder sanitario autonómico vasco también estaba en manos del PSOE, que gobernaba en coalición con el PNV durante la tercera legislatura vasca entre 1987 y 1991. Por lo tanto, entre 1982 y 1990, el PSOE pudo decidir la política sanitaria nacional y la inmensa mayor parte de la autonómica transferida, incluida la cuantía del presupuesto sanitario y la de cada uno de sus sectores, sin necesidad de acordar prácticamente nada con nadie. Y lo que decidió fue esto:


Situados en los primeros años del desarrollo de la reforma, y pese al favorable contexto económico, la estabilidad política, casi la totalidad del poder sanitario central y autonómico en manos del PSOE y el notable incremento de cobertura (práctica universalización de facto del sistema), el presupuesto de la atención primaria es, incomprensiblemente, el que menos crece de absolutamente todos los sectores entre 1982 y 1990 (el gasto en atención especializada crece un 70% más que el de primaria y el gasto sanitario un 62% más). Sorprendentemente, la atención primaria, aquello que explícitamente se quería modernizar mediante una reforma, es precisamente el sector que menos incrementa, mucho menos que los demás, su presupuesto, justo en los primeros años de su reforma y con un incremento de más de 7 millones más de personas que atender por la universalización de facto efectuada durante esos años.





Más le valdría al PSOE insistir menos en la resurección de los muertos y hacerle más caso al informe de la Fundacion Alternativas dirigido por Javier Rey (Análisis y propuestas para la regeneración de la sanidad pública en España). Por cierto, si tanto le gusta al PSOE el AP21 y la atención primaria, tras un tercio de siglo gobernando Andalucía, la primaria andaluza debería ser modelo universal y de desarrollo del AP21. ¿Lo es acaso? Obsérvese la gran potenciación de la atención primaria que entrañan las "8 líneas maestras" en sanidad del pacto entre PSOE y Ciudadanos en Andalucía:





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Para más información:
Deuda histórica de financiación de nuestra atención primaria





¡Resucitar a los muertos nunca ha sido 
la mejor estrategia para recuperar votos!





Salvo que el AP21, en vez de muerto, estuviera de parranda


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