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domingo, 11 de septiembre de 2016

Nos cuesta explicar la atención primaria

Iniciamos el nuevo curso con la intervención de Anna Vall-llossera, presidenta del Fòrum Català de Atenció Primària (FoCAP), en el acto de presentación del Diari de la Sanitat celebrado el 7 de abril de 2016 en el Hospital San Pablo de Barcelona. El vídeo completo de todas las intervenciones de poco más de una hora de duración se encuentra en la red. Pero en esta entrada presento un extracto del mismo con la intervención de Anna de poco más de 7 minutos. No se la pierdan.









En primer lugar quiero felicitar a la Fundación Periodismo Plural por la iniciativa de crear el Diari de la Sanitat. También quiero agradeceros y felicitaros por la decisión de ofrecer a la atención primaria un espacio protagonista en el medio que hoy nace y en esta presentación. 

Nos cuesta explicar la atención primaria y confiamos en que el Diari de la Sanitat nos ayudará a explicarla y a hacerla presente en la sociedad. Nos cuesta explicarla por diferentes factores. En primer lugar, los CAP's (centros de atención primaria) no tienen la carga simbólica de los hospitales. En los hospitales está la tecnología, la ciencia que más se publica en las revistas y los médicos que salen en los rankings y en los medios de comunicación. Nos es difícil hacer entender que sin una atención primaria fuerte los pacientes sufren y todo el sistema sanitario se resiente. Para que el hospital puede hacer bien su trabajo, que es una tarea muy importante, para que pueda desplegar todo su inmenso potencial, al hospital le han de llegar únicamente los pacientes que verdaderamente necesiten su tecnología y su modo de hacer, y sólo durante el tiempo que sea necesario. Si no es así, si le llegan pacientes que podrían ser tratados en la atención primaria, el hospital se colapsa, atiende demasiado tarde y hace daño. 

Sí, hace daño, porque la medicina, tanto en la atención primaria como en el hospital, puede ser muy beneficiosa pero va ligada de manera inseparable a daños. Cuando se aplica correctamente, casi siempre el efecto benéfico superan al daño. Pero cuando se realizan pruebas innecesarias, cuando se aplican tecnologías y medicamentos no imprescindibles, muy fácilmente los daños superan los beneficios. El problema es que las personas somos mucho más conscientes de los problemas derivados de un déficit de medicina que por un exceso de la misma.

Nos cuesta explicar la atención primaria porque los grupos de poder no la conocen y no la defienden; los políticos no utilizan la atención primaria; los médicos no utilizan la atención primaria; los funcionarios y los periodistas no consultan a la atención primaria o lo hacen de modo excepcional.

Nos cuesta hacer entender la atención primaria porque nuestras instituciones tampoco han hecho pedagogía entre la población. Pero también nos cuesta explicar la atención primaria porque los medios de comunicación no nos han ayudado. La espectacularidad de las noticias procedentes del hospital y de la industria farmacéutica y tecnológica, potenciada por departamentos de comunicación que hacen muy bien su trabajo, por mucho que a menudo la relevancia real por la vida y la salud de las personas sea nula, contrasta con el día a día de lo que pasa en la atención primaria.

La atención primaria no es noticia. Que el aumento de un médico de familia por cada diez mil habitantes se asocie a un descenso de la mortalidad de un 6 por ciento no es noticia. Los nombres de las médicas y enfermeras de cabecera no son mediáticos pese a que muchos de sus pacientes os hablarían de la importancia que tienen en su vida.

Pero la atención primaria está amenazada más allá de que nos cueste explicarla. La atención primaria tiende a ser prudente y poco medicalizadora. El respeto a la autonomía de las personas y la correcta información sobre riesgos y beneficios se oponen a la actitud más invasiva de la medicina del hospital. Desde el imperio de la técnica, donde todo lo que se puede hacer ha de hacerse, la actitud de la atención primaria es enjuiciada como poco avanzada o poco científica.

La atención primaria tiene más presente la Ley de Cuidados Inversos por la que sabemos que reciben más atención las personas que menos la necesitan y menos quienes más la necesitan. La atención primaria es fuente de equidad. En un mundo donde el mercado lo domina todo, intentar que un exceso de medicina no haga daño y contrarrestar les deficiencias en la atención en quienes más la necesitan, penaliza. La atención primaria no encaja en el sistema económico que nos rige. No somos un buen mercado. La anamnesis, la exploración física, la escucha y la palabra en la consulta no es el gran negocio. Dejar de hacer lo innecesario para evitar los daños de la medicina es contrario al mercado. La atención primaria es contracultural en una sociedad en la que se fomenta el miedo, la desconfianza y las falacias de las certezas absolutas y la inmortalidad. La atención primaria es especialista precisamente en eso: en la gestión de la incertidumbre.

La defensa de la atención primaria no es un ejercicio de corporativismo. El conocimiento científico nos dice que los sistemas sanitarios públicos con una atención primaria fuerte son mejores para la salud de las personas y de la sociedad. También nos dice la ciencia que la accesibilidad, longitudinalidad, integralidad y coordinación, que son propias de la atención primaria, son buenas para la salud de las personas. La ciencia ha demostrado que cuanto más frágil es la persona más se beneficia de estas características de la atención primaria y de pasar por el menor número posible de manos. La capacidad de la atención primaria para generar salud se basa en la continuidad y en la atención integral de la persona.

El profesional que atiende a una persona a lo largo de la vida maneja una información muy importante sobre su modo de enfermar y sobre los factores que condicionan el problema de salud que tienen que ver con cómo vive y dónde vive esa persona, qué relaciones tiene y cómo son, etc. Sin esto, faltan datos sobre la causa de los problemas de la salud de la gente y sobre las posibilidades reales de que algunos tratamientos sean efectivos o simplemente factibles. Esta información, no registrada en la historia clínica, se va generando en encuentros repetidos en base a una relación de confianza que se va construyendo a lo largo del tiempo.

Para tener una atención primaria fuerte hace falta voluntad política, hace falta dotación presupuestaria, hace falta respeto y consideración institucional para con sus profesionales, hace falta recuperar su motivación y autoestima, hace falta recuperar unas condiciones laborales adecuadas para poder desarrollar el trabajo y hace falta acabar con la precariedad. Se necesita pedagogía dentro del sistema sanitario, entre nuestros compañeros de otros niveles asistenciales y muy especialmente entre la población. Y sobre todo hace falta tomar decisiones. Decisiones que a menudo no serán fáciles y que encontrarán resistencias: resistencias externas de lobbys importantes y muy poderosos y también resistencias internas.

Mientras todo eso ocurre pese a amenazas y dificultades, la atención primaria, sus profesionales, continuarán al lado de las personas en sus procesos de enfermar, vivir y morir, en ocasiones curando, a menudo aliviando y siempre acompañando. Eso sí, lo harán con más o menos capacidad para hacerlo más y mejor.

Felicidades, pues, al Diari de la Sanitat. Confiemos que sea un medio que contribuya a construir un buen sistema sanitario al servicio de las personas y de la sociedad. Algo que sólo será posible con una atención primaria fuerte y de calidad.

Gracias.









4 comentarios:

  1. Anna Vall-llossera ha sabido explicar, desde la moderación, aunque con total contundencia, el momento crítico que atraviesa nuestro sistema nacional de salud, y que yo resumiría en la idea de la amenaza que supone para la sostenibilidad del mismo un hospitalocentrismo cada vez más notorio.

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  2. Muchas gracias, Juan, en nombre del FoCAP por publicar la intervención de Anna Vall-llossera traducida al castellano, para darle mayor difusión. Sólo comentarte que hay un pequeño error de traducción: en la línea 5 la palabra "jefe" (cap en catalán), debe substituirse por "CAPs" (centros de atención primaria). Cosas de las lenguas!

    Saludos

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  3. ...sí sin duda totalmente de acuerdo pero creo que además lo que no viene encajando en nuestro sistema sanitario es el rol clásico del Médico de Cabecera .Éste viene siendo sustituido por el de Médico de Atención Primaria ( gestor sanitario? ) con toda la consulta informatizada y ocupando gran parte de su tiempo a registrar datos....para cumplir con los objetivos de centro y acuerdos de gestión. Eso sí en cinco minutos. En esta dínamica el paciente cada vez se hace más pequeño porque "lo vemos de lejos".

    Enhorabuena a Anna Vall-llosera y me agradecimiento a Juan

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  4. Estupendo texto, enhorabuena. Visibilizar estas ideas es mucho más importante de lo que pensamos. Nos toca a todos los que tenemos esta información trasladarla a la sociedad. Gracias por el paso que habeis dado.

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